Conciertos
28-11-2019
The Waterboys. Santana 27, Bilbao
¡Ya tenemos aquí uno de los conciertos del presente año! Hacía más de 7 años que no tocaban en Euskadi y el público fiel casi llenó Santana y se mostró entregado desde el comienzo. Formación de 7 músicos con 2 coristas que cantaron y animaron a la peña con sus divertidos bailes también. Especial mención para su teclista de Memphis, pero que vive en Nashville, además del muy presente y vital violinista en su sonido general.
Su combinación de rock clásico, folk-rock y esos detalles soul, funk, blues y hasta rozando el rock duro en ocasiones funcionó y emocionó a la perfección. Gran, potente y diáfano sonido con una voz de Mike Scott en plenitud total. Más de 2 horas de concierto y 20 canciones que nos fueron llevando por un tobogán de emociones torrenciales. Hubo algún problemilla inicial con su guitarra y también con los fotógrafos ya que no quería flashes para poder leer las letras de las canciones con esas extensas y muy trabajadas historias que en algunos momentos le serán difícil de recordar en su totalidad.
Pero todo se encauzó pronto y con gran profesionalidad y ya entre las 4 primeras canciones habían interpretado dos de sus mayores éxitos. Unas muy celebradas ‘The Whole Of The Moon’ con las que viajamos hasta la luna y esa preciosidad campestre y folk titulada ‘Fisherman’s Blues’. Tocó temas de muchos de sus discos pero se llevó la palma ese genial “This Is The Sea” que el próximo año cumplirá 35 años y del que debieran sacar una completa edición aniversario. ¡Cruzamos los dedos porque hay material bueno para redescubrir! De este disco ‘Be My Enemy’ fue uno de los momentos más desatados y bordeando el rock duro. La emoción llegó con ‘The Pan Within’ y esa maravilla bucólica que es ‘Old England’. Mucha intensidad también con ‘Don’t Bang The Drum’ y emoción desbordada con el cierre de ese mágico disco, la titular ‘This Is The Sea’. También se remontó al “A Pagan Place” del año 84 y sólo nos faltaron algunas de sus emocionantes relecturas de Van Morrison o Bob Dylan, pero la verdad es que con la gran cantidad de material propio compuesto tampoco era necesario. Ya hacia el final nos emocionaron con su acústica y el violín en un estremecedor lento que nos puso los pelos como escarpias. Se hicieron de rogar para los bises pero también fueron una gozada. El colofón lo puso con un festivo y muy rockero ‘Jumping Jack Flash’. Aunque yo hubiera preferido el ‘Sweet Thing’ no fue para quejarse ni mucho menos. Mike cantó de maravilla a lo largo de todo el concierto con su habitual garra, rabia y entrega en toda esta gama de emocionantes sonidos. También estuvo genial con las diferentes guitarras y en los momentos que estuvo con los teclados también nos ofreció grandes detalles instrumentales. Además eran capaces de sonar totalmente rockeros aunque en algún tema no había ni una sola guitarra. Los seguidores de largo recorrido estaban entusiasmados, pero también había algunas personas que habían acudido un poco a ciegas y que salieron encantadas. ¿No, Aura? ¡Es lo que tienen los grandes!
Fotografía: The Waterboys. Fotos por Dena Flows
Autor: Txema Mañeru