Conciertos

 

11-02-2009

Steve Wynn. El Sol, Madrid


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Steve Wynn tiene un problema serio: es excesivamente prolífico, no puede estarse quieto. Su actividad desenfrenada le conduce a estar permanentemente en los estudios de grabación y girando. Empieza a acumular demasiados proyectos paralelos: Gutterball —reactivados en 2004 para el álbum tributo From a Man of Mysteries—, Danny & Dusty —también reactivados en 2007—, la asociación Steve Winn & Australian Blonde, Smack Dab, y el último hasta la fecha The Baseball Project. Tan excesiva producción empieza a mermar su imagen.

 

El año pasado publicó un extraño álbum, Crossing Dragon Bridge, que interrumpía (¿momentáneamente?) su colaboración con el productor Craig Schumacher. Quedaban para la posteridad tres buenos discos bautizados como la Trilogía del Desierto —Here Come The Miracles (2001), Static Transmission (2003) y ...Tick...Tick...Tick (2005)—. La música de sus discos en solitario cubren un espectro muy amplio pero Crossing Dragon Bridge se sale de lo habitual. No es un mal trabajo, pero desconcierta a la primera escucha y no es precisamente el más recomendable para iniciarse en su obra. Grabado en el estudio que Chris Eckman tiene en Liubliana, el producto final gravita alrededor del medio tiempo. Temas adornados con coros fantasmagóricos, letras muy personales, y arreglos de cuerda han hecho que algún crítico lo haya reseñado como "de transición", adjetivo fácil para los álbumes que se salen de norma y una completa sandez, puesto que se desconoce lo que vendrá luego. El tiempo dirá si fue o no "de transición". Personalmente no veo a Steve profundizando en esa línea melódica, no creo que Crossing Dragon Bridge sirva de puente a una nueva etapa. Mi opinión es que está pasando por una etapa emocional fuerte al acercarse a los cincuenta años y amplificado por la placidez de su nuevo estado civil. Sólo se ha quitado la piedra del zapato, pero estoy convencido que volverá a su rol de destripatímpanos y a los días de vino y rosas. Tardíamente ha cruzado el puente que todos cruzamos a los cuarenta y pronto volverá a estar discográficamente con nosotros. Y le estaremos esperando en esta orilla.

 

Venía a El Sol a presentar Crossing Dragon Bridge y el concierto fue extraño, en la misma medida que el disco. Apoyado por su amigo Chris Cacavas en los teclados y, ocasionalmente, en la segunda guitarra, se hacía duro verle sobre el escenario con acompañamiento de un bajo acústico (Erik Van Loo, de Willard Grant Conspiracy) y un violín (Josh Hillman, también de Willard Grant Conspiracy). La reacción del público era indefinida, de perplejidad, sobre todo el que venía a ver el habitual bolo del californiano o el que no le había dedicado una audición al nuevo álbum. Había mucho eco a folk europeo como Serge Gainsbourg admirado por Wynn y que ya versionó su «Bonnie and Clyde» en el álbum Dazzling Display—, artista y música que en España no ha tenido grandes admiradores. Aun así, hubo momentos mágicos como cuando interpretó «Manhattan Fault Line», sin duda la mejor del disco y uno de los mejores temas que ha escrito. Consciente de que al público hay que darle lo que espera cerró con los mejores pasajes de Dream Syndicate, «That's What You Always Say» y «Medicine Show», y rescatando «405» de sus inicios en solitario allá a principios de los 90. Un concierto inesperado pero sorprendente, raro pero mágico. MANUEL BETETA 

 

 CODA 

"La estancia durante mis tres semanas en Liubliana era muy simple. Me despertaba temprano, dejaba mi apartamento en la calle Trubarjeva y cruzaba el puente Dragon en busca de una buena taza de café, la cual bebía a sorbos mientras observaba a los vendedores ambulantes vender repollo, monederos, relojes baratos y demás cosas de uno o dos euros. Miraba ese comercio y trueque y pensaba qué tipo de canción daría luego lugar en el estudio de Chris Eckman. Nunca había hecho un disco como este. Estaba en Eslovenia, lejos de mi apartamento de Nueva York, y en un mundo musical que se reducía a tan solo dos personas, Chris y yo, y parecía particularmente decidido en despojar elementos a mi voz y mi guitarra acústica y empezar a construir otro universo desde allí. 

Este no es el disco que hubiera hecho en Nueva York, o en Tucson, o en Los Ángeles, Tokio, Moscú o incluso Malí. Tiene el sonido, la forma, el ambiente de Liubliana, porque me tragué la ciudad entera y después de digerir semejante bocado, empezó por sí sola a hacerme un efecto alucinógeno que vomité cada día en el estudio de Chris". STEVE WYNN

Extracto de las notas interiores de Crossing Dragon Bridge.

Autor: Manuel Beteta Coda

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