«No van a pillarnos», arenga Dan Aykroyd, enfundado en el papel de Elwood Blues, a su hermano Jake, inmortalizado por John Belushi. «Esta es una misión del Altísimo, Dios lo quiere». Así arranca la comedia musical de acción The Blues Brothers [Granujas a todo ritmo] que llegaría a la gran pantalla el 20 de junio de 1980, si bien del nacimiento de ambos personajes (1974) se cumple ahora el cincuentenario Su misión divina en el guion tenía inicialmente por objeto salvar de la ruina el orfanato de Chicago en el que crecieron los hermanos Elwood; pero Aykroyd, acaso el más iluminado de tan ferviente pareja de conversos al rhythm & blues, y que escribió gran parte de la película, concibe una misión para mayor gloria, si cabe: rendir tributo al, por aquel entonces, olvidado acervo del rhythm & blues, algunos de cuyos más grandes artistas —Aretha Franklin, James Brown, John Lee Hooker, Cab Calloway, Ray Charles— convirtieron el largometraje, con sus actuaciones, en un extático delirio tanto o más inolvidable que las salvajes persecuciones en coche que jalonan la comedia. Con más retraso del debido, puliéndose un pastizal, y al filo del descalabro —en más de una ocasión, por las incesantes excentricidades de sus volubles estrellas— el estreno cosechó la censura de una caterva de indignados críticos que se escandalizaron con tan incendiario engendro. Sea como fuere, en los 44 años transcurridos desde entonces, ha sido elevado al pedestal de los grandes clásicos de la comedia musical de acción, y aclamada como una de las películas más célebres y celebradas del siglo XX en su género (probablemente inexistente hasta su estreno). |