27 de marzo de 2025: 100.000 copias vendidas en una semana es el nombre del último larga duración de Los Toreros Muertos que publicaron el pasado mes de diciembre, de manera independiente, sin editorial ni sello, y tras 32 años desde el lanzamiento de su último disco de estudio.

La presentación oficial de 100.000 copias vendidas en una semana será el 24 de abril a las 20.30h en Teatro Eslava de Madrid y las entradas ya están a la venta en teatroeslava.com. En el evento, se podrá adquirir el vinilo del disco y, tras el show, Pablo Carbonell los firmará de manera personalizada. El concierto, organizado por Locos por la Música, Coca-Cola y Teatro Eslava, contará también con invitados especiales como Pepe Begines de No me pises que llevo chanclas y José Luis Moro de Un Pingüino en mi Ascensor.

1000 copias vendidas en una semana, el resurgimiento discográfico de Los Toreros Muertos

100.000 copias vendidas en una semana sigue la senda de los anteriores trabajos de Los Toreros Muertos, ironía, disrupción, sátira musical y ganas de divertirse. Con letras mucho más elaboradas y una producción muy cuidada, esta nueva producción apuesta por revolver, animar y dar un punto divertido y teatral al panorama pop. Se trata de 12 canciones inéditas, colaboraciones sorprendentes y nuevas propuestas sonoras que suponen un paso adelante en composición y letras de esta banda legendaria.

Según el propio Pablo Carbonell, este LP es "una caja de bombones surtidos: divertidos, bailables, algunos ácidos, otros amargos, incluso con pellizco, pero con regusto dulce al final'.

En la Cara A de 100.000 copias vendidas en una semana encontramos el rocanrol que abre el disco Rock'n'tos, una canción paródica de un grupo de maduritos que siguen adelante con dignidad a pesar de los dolores; el tema rumbero homenaje a la copla El baúl de la Piquer; la canción de aire dylaniano Todo lo hice por ti;  la pieza roquera con toques psicodélicos Trance Chill Gil Paella que narra la aventura de un grupo de amigos que van a preparar una paella campestre y acaban en la ruta del bakalao; Siete Novias Elenas que se mueve entre el cuento macabro y la tonada infantil inspirada en las ilustraciones y relatos de Edward Gorey; y la canción que, para Pablo Carbonell, debía haber sonado en el entierro de Fidel Castro El vals de los balseros. 

En la Cara B, suenan el himno generacional Oveja negra sobre la frustración ante la imposibilidad de labrarse un futuro de un joven “bala perdida"; el tema surf No se puede surfear en el que un hombre oculta la tristeza ante las calabazas que le propina su pareja aduciendo que no se puede surfear en el río Manzanar; el irresistible country Corazón parado; la parodia pacifista con ecos hippies El fútbol femenino; la canción sobre el sufrimiento de las clases altas, Donatella; y el tema que cierra el disco en clave reggae La patriótica, una pieza que es una reivindicación al individuo y a su patria; que no es otra que la persona amada. 

Los Toreros Muertos son Fernando Polaino (guitarras, banjo, ukelele y coro), Mani Moure (guitarra rítmica), Albert Anguela (bajo), Chus Herrera (batería y percusiones) y Pablo Carbonell (voz, guitarras de referencia y coro). 

100.000 copias vendidas en una semana se ha grabado en los Estudios Santa Rosa de Alcalá de Henares y las grabaciones adicionales en Malas Ideas y estudios Matilda de Madrid. Producido por Santiago Fernández García y Pablo Carbonell y producción ejecutiva de Pablo Carbonell.

La historia de Los Toreros Muertos

Los toreros muertos se formaron en un bar en 1985. Sus dos primeros discos, “30 años de éxitos” (1986) y “Por Biafra” (1987) contienen temas que forman parte del imaginario colectivo y el grueso de sus presentaciones en vivo: “Mi agüita amarilla”, “Yo no me llamo Javier”, “Soy un animal”, “On the desk” o “Manolito”.

Tras dos años de gira agotadores, el tercer disco tuvo que demorarse hasta 1989. “Mundo caracol” era un retorno a la vorágine de carretera, promoción y conciertos multitudinarios. Estas composiciones fueron escritas lejos de las improvisaciones de sus comienzos, y sumado a las tensiones con la compañía de discos tras el dispendio de una orquesta de cámara para grabar su delirio sinfónico “Las piedras”, más el portazo a las editoriales antropófagas, y la denuncia de la manipulación de la omnipresente lista de éxitos, llevaron a la banda a un ostracismo del que salieron fugazmente en 1992 con la aparición de “Los toreros muertos cantan en español”. En este disco destacan canciones como “Tu madre tiene bigote” o “El último mono de la NASA”.

En 1996 se produce una diáspora de sus miembros, Guillermo vuelve a Argentina y forma el grupo “Venus”, Moure compatibiliza su regencia de locales de noche con la creación de una banda “La trup” y Carbonell aborda proyectos en solitario, graba tres discos: “Aceitunas y estrellas”, “Canciones de cerca” y “Rocanroll alimaña” y realiza múltiples incursiones en televisión, cine, literatura, etc.

En 2007 Los Toreros Muertos presentan un recopilatorio que es aceptado por su compañía primigenia y se lanzan a un reverdecimiento de sus antiguos laureles. La cosa funciona más o menos, pero sin material nuevo aquello atufa a oportunismo y Pablo se desencanta y se desvincula del proyecto.

En 2015 graban su prometido disco en directo: “Los toreros muertos en vivo” que incluye varios temas nuevos. La incorporación de Fernando Polaino a la guitarra facilita la creación de más temas nuevos de inspiración folclórica, Pablo vuelve a componer letra y música de un tema después de “Mi agüita amarilla”: “Bicicleta estática”. Una apuesta mucho más teatral en sus conciertos consolida la propuesta de esta formación. Cada canción se va revistiendo de aditamentos o disfraces que Pablo se coloca y adereza las canciones con chispeantes monólogos. La cosa empieza a reflotarse y sus conciertos son celebrados como grandes apuestas por la diversión a calzón sacado y se afianza su presencia como banda imprescindible en festivales y verbenas

32 años después de su último larga duración, difícil de creer, llega sin compañía de discos, sin editoriales, con producción ejecutiva de Pablo Carbonell y coproducido musicalmente con Santiago Fernández su nuevo disco de estudio: “100.000 copias vendidas en una semana”. Si alguien apostó porque Los Toreros Muerto sestaban enterrados, perdió la apuesta.