RESEÑAS DISCOGRÁFICAS

 

Robert Finley

Goin´ Platinum!


1

Easy Eye Sound

Bernice, Louisiana, es un villorrio de apenas 1.600 habitantes en la frontera norte con la rústica Arkansas, lejos de los efluvios mestizos de la hechizante Nueva Orleans. En ese remoto emplazamiento vino al mundo a principio de los cincuenta Robert Finley, hijo pequeño de un aparcero y una madre beata. Su rechazo a formar parte de ese entorno le costó no pocos berrinches a nuestro hombre, uno de ellos cuando invirtió los 20 $ que su padre le había dado para comprarse unos zapatos en su primera guitarra, con la que se escapaba de clase para irse a practicar al bosque, ambos episodios finiquitados por su progenitor con sonoras azotainas. Deseoso volar lejos del nido, no dudó en alistarse en el ejecito  como mecánico de helicópteros, ingresando así mismo en una de las bandas que entretenía a las tropas. Finalizado sus deberes patrios regresó al pueblo, desempeñando diversos oficios como carpintero y formando con su familia Robert Finley And TheGospelSingers en el entorno eclesiástico, banda que se deshizo cuando varias de sus hermanas tuvieron que desertar a favor de la vida marital. Prácticamente ciego debido a un glaucoma a partir de 2.015, sin embargo la fortuna le sonrió en el King Biscuit Blues Festival, donde fue descubierto por Tim Duffy, poniéndolo en contacto con el sello Big Legal Mess, que le publicó el año pasado “Age Don´t Mean A Thing”, brillante colección de recio y sentido soul y r&b producido por Jim Mathus donde Finley demostraba sus dotes compositivas e interpretativas. Apenas un año después nos llega su secuela apadrinado en esta ocasión por el siempre inquieto Dan Auerbach, que con la ayuda de Nick Lowe y John Prine firman diez rotundos temas para mayor lucimiento de Finley. Más sofisticado que su ilusionante debut, este irónico viaje hacia en platino nos muestra al artista como versátil solista que luce su elegante voz en el urbanita soul de “If You Forget My Love”, se da al blues pantanoso en “Three Jumpers” y brilla en temas tan rutilantes como “Honey, Let Me Stay The Night” o la muy criolla “You Don´tHave To Do Right”, ambos dotados de melodía y ritmo irresistible. Rotundamente alejado de la fijación por reproducir el sonido de la época dorada del soul que pueden encarnar sellos como DapTone, Finley se muestra vigoroso y absolutamente actual, veterano solo en edad, rubricando un segundo paso en una carreta tan tardía, hasta la fecha, como impoluta. Muy adictivo.

Autor: Manuel Borrero

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