Conciertos

 

21-04-2012

Freakland 2012. Ponferrada, León


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Once años en la vida de un festival suponen una mayoría de edad que hoy día parece al alcance de muy pocos eventos. Aunque por otro lado, cada vez que acudo a este tipo de festejos, me da la sensación de vivir en una especie de universo Marvel donde un año de un festival de rock’n’roll equivale a varios años del universo “real”, visto que once años después del primer Freakland, la mayoría de protagonistas siguen igual de lozanos y hermosos que la primera vez. 

 

Que una fiesta (mejor que festival) de rock&roll como la que referimos, en una pequeña ciudad como Ponferrada (que como muchas pequeñas ciudades del norte peninsular, vivió su “edad dorada” del underground en los 90, cuando todo el mundo era “cool” y rockero y llevaba chapitas y T-shirts, para dos décadas después observar la cruda realidad de que esto sigue interesando a los cuatro fanáticos de esto) llegue a su undécima edición sólo puede entenderse en base a la fidelidad de un público que mayormente repite año tras año, sabedor de la calidad del evento y de las bondades que ofrece el lugar, y sobre todo por un entusiasta trabajo detrás de la inasequible organización From Timba To Tumba, auténtico motor para las inquietudes rockandroleras de la ciudad. Así, a pesar de las reticencias que pudiesen originar la poca cantidad de bandas internacionales en esta edición (tres en total, una cuarta parte del cartel), la afluencia volvió a rondar los 500 asistentes por noche, que disfrutaron de la acogedora Sala Tararí por las tardes, y de la espectacularidad y contundencia sonora de La Vaca por las noches. 

 

Fue por tanto la citada Sala Tararí la encargada de acoger el primer concierto de cada jornada. Así pudimos presenciar el realmente emocionante debut de Peralta, una banda a la que sin haber aún escuchado ni una sola nota estábamos deseosos de conocer. La razón es muy sencilla, estamos hablando de un supergrupo formado por nombres como el de Marcos Montoto (Real McCoyson, Las Nurses), Juancho López (Salamanders, The Crepitos, Bummer, Paul Collins Beat), Angel Kaplan (Bubblegum, Dr. Explosión, Cynics… y sus estupendos dos trabajos en solitario), y Pibli González (Buges, La Ruta, Los Nervios, Dr. Explosión, Feedbacks, Cynics), esto mencionando sus curriculums más o menos por encima. De modo que Peralta era una especie de “secreto mejor guardado” del panorama nacional, que por fin vio la luz ese pasado Jueves Santo. Los parámetros por los que se mueven ya se los pueden imaginar, arpegios cristalinos peleándose con riffs poderosos ensamblados en un bajo desbocado, infernales e imposibles redobles de batería y melodías vocales que llegaban en algunos momentos a ejecutarse a tres voces. Majestuosos ecos y evocaciones a Flamin’ Groovies, Raspberries, The Band, y demás nombres mayúsculos que sólo pueden ejecutarse por superclases como estos cuatro talentos. Veremos si la hiperactividad de sus miembros les permite la regularidad necesaria para con este proyecto, pero desde aquí advertimos ya que estamos ante la auténtica superbanda nacional, esto es algo muy grande.  

 

La Reacción, desde Ávila, volvieron a demostrar que son uno de los grupos más infravalorados de la escena nacional. Se mueven entre el hard-rock y el high energy muy tamizado de rythm&blues y boggie. Su fuerte son las guitarras, sin duda, y en ese sentido son una apuesta segura para quienes gusten de tales sonidos tan afilados. Y por último los tejanos The Ripe, desde Austin, se volvieron a meter al público español en el bolsillo como en su anterior gira por nuestro país, demostrando que con justicia pueden ser considerados los auténticos hijos bastardos de Big Star hoy día. 

 

No obstante el auténtico meollo se concentró por las noches en la espléndida sala La Vaca, local amplio, cómodo, y con muy buen sonido donde hasta nueve bandas se subieron a su escenario. Hollywood Sinners, la maquinaria toledana de garaje-punk, abrieron la primera noche pillando todavía al público un poco frío, unido ello a que tuvieron problemas desde el comienzo con el bajo de Carmelo, resultando así un concierto atropellado que no hizo justicia a la banda. Aún así en cuanto lograron templar los ánimos y hacer fluir las canciones pudimos disfrutar de nuevo de su estupendo repertorio, sobre todo el que se concentra en los temas de su último y más elaborado LP. Imperial Surfers son una banda ya veterana en los escenarios españoles, quienes partiendo de un surf instrumental, o más bien un instro-rock, por utilizar un término más amplio, han ido incorporando nuevos elementos a su música y sus shows. Por ello fue una agradable sorpresa ver al combo convertido en una auténtica banda “frat” en un set vocal final que resultó de lo más animado del festival. Desde Glasgow, The New Piccadillys cerraron la primera noche con esa pureza y raigambre que sólo pueden aportar “perros viejos” en esto como George Miller o Mark Ferrie. Un ejercicio de estilo con el que logran que hasta unos Ramones suenen como las más puristas bandas del Mersey. Impecables. 

 

El día siguiente nos encontramos con un cartel muy del gusto de la siempre animosa y fiel parroquia rocker, comenzando con Carol Dee & The V59, combo resultante de la colaboración entre la berciana Noelia Carol Dee y la banda barcelonesa Vintage 59. Su propuesta es la de un rockabilly muy clásico, con mucho hillbilly y toques country. Delicioso aperitivo para la que se nos vino encima con los Mambo Jambo. Había muchas ganas de ver el nuevo proyecto de un nombre mítico en el r’n’r como Dani Nel-lo, acompañado de dos Nu Niles como el contrabajista serbio Ivan Kovacevic y el flamígero guitarrista Mario Cobo, además del baterista Anton Jarl, conformando una banda absolutamente huracanada y despiadada que apenas da respiro al espectador. Como un púgil fino y experimentado, es una banda que golpea a la audiencia con un repertorio de magníficos golpes perfectamente ejecutados entre el swing, el jazz, el rythm’n’blues, el lounge e incluso la exótica y el burlesque, todo muy sudoroso y atmosférico, con un Nel-lo totalmente entregado a la audiencia oficiando como perverso maestro de ceremonias capaz de inducir al espectador al clima perfecto para la misa oficiada, haciéndola relajarse confiada para seguir golpeando sin piedad provocando tremendos climax sonoros. Una banda absolutamente increíble. No se la pierdan si tienen ocasión. Tras aquel puñetazo lo de Paul Ansell con sus Number Nine parecía una caricia, eso sí, estilosa y de enorme calidad, gracias a la imponente presencia y voz de un músico que con justicia ya es la punta de lanza de una escena rocker británica cada día más activa. Perfecto broche de oro para una noche de música enorme. 

 

La última jornada del Freakland suele ser la más despiporrante, y esta edición no fue una excepción, comenzando con esos Kings of Makaha que son otra muestra de combo instrumental infeccioso bien bailongo y festivalero, haciendo menear al personal a base de soul, swing, surf y ye-ye, y que suponen otra representación más de la inagotable cantera asturiana en lo que se refiere a estas enloquecidas músicas del underground. Los gallegos Phantom Keys por su parte (quienes ya conocían los escenarios del Freakland) son una banda casi ya de culto, con varios años a sus espaldas pero demasiados cambios de formación que no les han dejado tener la estabilidad y continuidad necesarias. Tanto es así que a pesar de llevar en activo desde el 2005 sólo han logrado editar dos 7 pulgadas y un LP. No obstante todo lo que les rodea musicalmente hablando tiene un halo titánico. Si en aquellos primeros singles editados por El Beasto se intuían las posibilidades de una banda con alma para reverenciar el garage y el rythm’n’blues del modo más honorable posible, en su LP el paso dado es gigantesco, y su concierto en el pasado Freakland fue una prueba. Una banda madura capaz de pelearse con los mejores nombres del continente. Resultan igual de solventes a la hora de atacar el crudo rythm’n’blues británico que bebía directamente de los negros americanos, como cuando parecen una banda de garage americana influenciada precisamente por aquellos británicos. Al igual que cuando ejecutan el brioso “netherbeat” holandés. En definitiva, la mejor banda nacional 60’s si circunscribiésemos la década  al periodo 64-66. De hecho se podría decir que los siguientes en salir en escena y cerrar el festival, los colosales Doctor Explosión, en su principio eran otra banda purista de los botines de beatle y los flequillos a lo Brian Jones, claro que de eso hace ya muchos años, más de 20, y con el tiempo se han convertido en una apisonadora, una trituradora musculosa capaz de facturar beat, garage, r’n’b, soul, surf, folk, punk, y todo lo que se han propuesto a través de una trayectoria y una discografía intachables. Pusieron patas arriba la escena española en unos tiempos en los que la amenaza “shoegazer” y el aburrimiento “indie” planeaba sobre nuestras cabezas. Afortunadamente aquellos años y músicas ahora parecen un mal recuerdo apolillado y polvoriento, mientras que los Explosión siguen gozando de plena salud y forma sin haber levantado el pie del acelerador desde entonces y siempre comandados por un alocado Jorge Muñoz-Cobo absolutamente consagrado a la causa. Su show para cerrar el Freakland fue uno de esos conciertos suyos “de festival”, es decir, en los que salen dispuestos a no tomar enemigos desde el primer tema, de modo que desgranaron sus temas más cafres y gamberros (y conocidos) ante una audiencia entregada en una plaza que conocen bien como la de Ponferrada. Posiblemente fuese un buen reencuentro con la banda para muchos fans de antaño que han dejado de seguir las evoluciones del grupo, yo personalmente eché en falta algo más de atención sobre sus dos brillantes últimos larga duración, no obstante fue otra confirmación de que en lo suyo son imbatibles, ninguna banda en España es capaz de ofrecer shows tan explosivos, haciendo honor a su nombre, y conseguir enloquecer a públicos de distintas edades y “filiaciones” musicales. Siguen siendo los reyes encima de las tablas. 

 

Y así se consumó otra edición de un festival cada vez más identificado con los añejos sonidos de los 50 y 60, sin perder de vista el espíritu incendiario del mejor punk. La décima Copa Freak fue a parar a manos del gallego Ducky, animador incansable durante las tres jornadas del evento, no sólo en las noches si no también en las festivas tardes del Tiki Bar. El compostelano es el primer “freak” en repetir galardón, erigiéndose en una especie de Leo Messi del frikismo. También hay que destacar una excelente nómina de dee jays que mantuvieron a la chavalada animosa hasta prácticamente la mañana, un elenco mayormente local pero que también contó con la pericia del coruñés Alex Bigvoxxmane, el orensano Constan Chao, o desde Asturias Poty Alcapone acompañado de un Pibli González quien demostró que su exquisito gusto va más allá de su talento a la batería. En definitiva tres inolvidables jornadas de rock’n’roll, y aunque ya no esté de moda decirlo (en vista de que vende más “el mal rollo”) tres días de sano compadreo y hermanamiento entre varios cientos de fanáticos de los sonidos más excitantes que ha conocido la historia de la música popular. Esos que nunca pasan de moda, porque nunca han estado de moda.

 

Fotografías Phantom Keys y Doctor Explosion: Ana Inga Barabino


 

Autor: Pepe Kubrick

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