Entrevistas

 

10-02-2010

Cosecha Roja, sin necesidad de reconocimiento masivo


1

Hay formaciones que pese haber tenido una discografía saneada y pulcra nunca alcanzaron el reconocimiento masivo. Son los llamados grupos de culto. En España tenemos varios ejemplos, como es el caso de Cosecha Roja. Este cuarteto gallego, que patentó una particular visión del pop heredado de formaciones como 091, Feelies o The Dream Syndicate, ha visto publicado un recopilatorio, "Un par de cosas (1991 - 200), que ha servido para resucitar a la banda orensana momentáneamente. Hablamos con Carlos Rego sobre este y otros temas relacionados con su esporádico regreso.   

Casi una década después sin saber de Cosecha Roja, dais señales de vida. Primero un concierto de reunión en septiembre y el recopilatorio “Un par de cosas”.  

En realidad, los que nos siguen saben que nunca hemos dejado de tocar juntos. En Burgas Beat somos los mismos de Cosecha Roja más un teclista, así que lo de “reunión” suena un poco de coña. La clave de la vuelta de Cosecha Roja fue la invitación que nos hizo Xabier Graña, el organizador del Xiriapop Festival, para tocar allí. No nos lo pensamos demasiado, no tenemos tantas ofertas como para rechazar las que nos llegan, y desde el primer ensayo nos dimos cuenta de que nos seguía encantando tocar el repertorio de Cosecha Roja. 

¿Cómo surgió la idea recopilar este material?

Cuando decidimos volver a estas canciones una cosa fue llevando a otra. En el Xiriapop acostumbran a regalar un CD con el abono, y como sabíamos que nuestros amigos de Hanky Panky habían sido de los pocos fans del grupo en su época, nos planteamos una reedición a varias bandas. También se animó Peggy Records, la tienda de discos clásica de Ourense, y al final todo encajó y conseguimos una reedición bien bonita.  

¿Cosecha Roja fue un grupo de culto? Excelentes  críticas en la prensa especializada pero ventas y repercusión mínima. 

Más de una vez me lo han dicho, y yo siempre respondo que más que de culto, de “cultito”. Sí hubo gente a la que nuestras canciones les llegaron de manera especial, y algunas de ellas escribían en prensa, mejor dicho en Ruta 66, la única revista que nos hizo caso, al margen de unos cuantos fanzines. Por lo demás, grabábamos en condiciones muy modestas y en sellos casi inexistentes, de hecho los discos hasta llegaban a salir sin masterizar, nunca tuvimos manager, y, aparte de Juan de Pablos, apenas sonamos en la radio. De todas maneras, he de decir que a raíz de la reedición oímos opiniones muy elogiosas de gente que no conocemos de nada, así que, de alguna manera, las canciones llegaron más allá de lo que en su momento nos pareció.  

¿Por qué pensáis que no alcanzasteis el reconocimiento “masivo”? 

Hombre, nunca esperamos reconocimiento masivo, aunque sí algo más del que tuvimos. Si lo supiera, posiblemente no estaríamos hablando ahora. Supongo que, al margen de todo lo que te contaba en la pregunta anterior, se pueden buscar mil explicaciones: que si nuestras canciones no encajaban con lo que sonaba en su momento; que si los sellos no eran capaces de que los discos se distribuyeran más allá de un grupo de amigos; que si nunca supimos vendernos como debíamos; o si nuestras pintas eran demasiado normales… No merece la pena perder mucho tiempo en eso, y no lo hacemos. 

Vuestra historia me recuerda a la de 091 

Ya nos gustaría. En diez años sólo pisamos un par de veces estudios profesionales, normalmente grabábamos en uno municipal que otros usaban para grabar maquetas, y nos pagamos casi todo lo que editamos. No hay comparación posible, nosotros vivíamos en el underground del undergrond, y ellos siempre grabaron en compañías más o menos grandes, sonaban (menos de lo que merecían, es verdad) en radios comerciales, y tocaban con frecuencia. Ellos eran un (gran) grupo de verdad, y nosotros unos pringados. 

Cuéntanos qué contiene el recopilatorio “Un par de cosas (1991-2000).  

Son 22 canciones que nosotros mismos seleccionamos, las que nos parecían más representativas del grupo más alguna que nunca llegó a editarse. Además, volvimos a oír las maquetas previas a alguna grabación oficial, y nos parecía que sonaban más a cómo éramos en realidad, así que decidimos incluirlas. De todas maneras, incluso a alguien que tenga toda nuestra discografía, algo bastante improbable, todo le sonará mucho mejor, porque el noventa por ciento del material se ha masterizado por primera vez, y bien que se nota. Además, lleva un libreto de 16 páginas, en el que comentan con detalle todas las canciones. La verdad es que nos hemos quedado encantados con el resultado.  

En el libreto interior está nutrido de numerosas fotos y comentarios de  Juan de Pablos (Flor de Pasión – RNE 3), Eduardo Ranedo (Ruta 66, Radio Euskadi) y Fernando Gegúndez (Ruta 66).  

Todos ellos empezaron a hablar muy bien de nosotros sin que los conociéramos de nada, y con el tiempo, lo que era una relación más o menos profesional se ha convertido en amistad, sobre todo con Fernando y Eduardo. Siempre digo que lo mejor de los años de Cosecha Roja es la amistad que conservamos entre nosotros y las que hemos hecho a lo largo de ese tiempo. Es la parte más bonita de toda esta historia. Lo de las fotos está muy bien para comprobar que nunca pudimos haber sido rock stars con esas pintas. 

¿Habrá vida en Cosecha Roja tras esta compilación u os mantendréis en silencio definitivamente?  

Lo normal sería que Cosecha Roja no diera más de media docena de conciertos y luego volviera a dejar sitio a Burgas Beat, aunque cualquier buena oferta económica podría hacernos cambiar de opinión. De todas maneras, es seguro que estas actuaciones dejarán poso, nos han quitado algunos años de encima y obligado a tocar más rápido y más eléctrico. Las guitarras acústicas que tanto usamos en Burgas Beat no tenían demasiado sitio en Cosecha Roja, y menos en directo. 

Gran parte de los miembros de Cosecha Roja militáis en Burgas Beat.  

Los que nos seguían decían que era una tontería que cambiáramos de nombre, que seguíamos sonando a nosotros, pero ya estábamos hartos, parecía un nombre gafado. Ni siquiera pudimos editar oficialmente lo último que grabamos, que como siempre nos parecía lo mejor que habíamos grabado nunca. El cambio de nombre quería coincidir con un cambio de sonido, pero ahora no nos ponemos normas. Sonaremos como nos apetezca en cada momento. 

Autor: Rafa García-Moreno

Bookmark and Share