Entrevistas
03-03-2010
5 Cobras, ¡¡alta tensión!!
Veteranos de la escena madrileña, pasan de la treintena, y experimentado cuarteto, ruedan desde 2006. Los guitarristas Luis Castro y Felix "La Cobra" Sánchez provienen de los extintos 100% Placer; y Samuel, el baterista, de Grapadora. Por su parte, Luis Boullosa (aka Cowboy Iscariot), enigma urbano, pluriempleado crónico y bajista mercenario, alterna escenario con los no menos salvajes Los Molestones. Pero la situación permanecía inconclusa, había que cerrar el círculo materializándolo con un álbum. Al subterráneo bis a bis narrando las excelencias de su explosivo directo le faltaba la prueba tangible para cerrar la boca a los incrédulos. Y aquí está el arma de destrucción masiva, un misil tierra-tímpano bautizado como «Brave New Hole», autoeditado y con una tirada inicial de 500 ejemplares en formato CD. Grabado en el local de ensayo, el responsable de las mezclas y elaboración del master final ha sido Antonio Astray —ex guitarrista y cantante de Bummer que se ha hecho un hueco como productor de moda y técnico de grupos—, artífice del definitivo sonido del disco, similar al de una jam de los Streetwalkin' Cheetahs con Bored!. Lo llamaremos disco por utilizar términos comúnmente aceptados. En realidad es una carga de profundidad al establishment, un hongo atómico sonoro, energía térmica responsable del calentamiento global, una patada en la ijada, una coz a Educación para la Ciudadanía, un aquelarre gore. Religiones y sectas lo definen como basura punk y hedionda hez hi-energy, recomendando la confesión y extremaunción convencidas de que el fin del mundo está al caer. Buena señal para el ávido buscador de fuertes sensaciones musicales.
Tengo en frente a Luis Boullosa, carismático personaje de mente siempre alerta, lúcido conversador y monumentalmente descriptivo. Su sonrisa delata satisfacción por el recibimiento que ha tenido «Brave New Hole», pero muestra resignación por tener que haber recurrido a la autoedición. Parece que quedó atrás la figura del A&R de fino olfato. Let the city burn!
Habéis tardado cinco años en grabar vuestro primer disco y al final lo habéis autoeditado. Sorprende que ninguna discográfica se haya puesto en contacto con vosotros...
Cowboy Iscariot: Hicimos mucho ruido, pero parece que no el suficiente. Y tuvimos una carrera irregular con varios cambios de batería, hasta que encontramos a Samuel. Por un lado, creo que el disco merecería estar editado y distribuido por alguien, algún sello pequeño de los que todavía se preocupan por su producto y por la gente que lo hace. Mi sello favorito español del momento es Alone Records, aunque trabajan un campo algo más metalero. Por otro lado, vivimos un ocaso de las grandes discográficas que yo espero que sea definitivo. Y espero que Teddy se arruine y acabe viviendo debajo de un puente para poder ir a visitarlo con mis drugos.
Se escuchan ligeras referencias al sonido clásico de Detroit de los Stooges y MC5, pero el disco apesta a hi-energy australiano: Radio Birdman, New Christs, Seminal Rats...
Bueno, «Distemper» es una Biblia completa para mí, y «Omnipotent» de los Seminal Rats y «Roman Beach Party» de los Celibate Rifles son como el Antiguo y el Nuevo Testamento, respectivamente. En Australia se ha hecho gran parte de la mejor música de guitarras de las últimas tres o cuatro décadas, y se sigue haciendo. Tienen esa mezcla de rudeza y sentimiento que es imposible de imitar, ese rollo cimarrón. De todas formas creo que son Castro y Felix los que más metidos están en eso, sobre todo Felix. Lo mío deriva más hacia otros géneros: me gustan los Died Pretty, los Cosmic Psychos, los Drones o los Kill Devil Hills. La energía se canaliza de mil maneras distintas.
Hasta hay un pequeño destello hardcore, que, por cierto, no es de extrañar teniendo en cuenta que eres un gran fan de Hüsker Dü.
Sí, yo veo algo de los Hüsker Dü más atmosféricos en la parte final de “Rats in Stereo”. Son pinceladas. Llevas tanto tiempo empapado en ese tipo de cosas que sale natural. Haces la parte, la ensayas y de repente dices: “Oye, esto suena un poco a tal o a cual”. Es sólo tras componerlo cuando te das cuenta de que la influencia ha tomado cuerpo, sin que te percatases. No nos sentamos y decimos: “Vamos a hacer una de Hüsker Dü”. Bueno, en la presentación del disco tocamos “Turn on The News” porque me puse pesado. Pero también tocamos “Kids of The Black Hole”, de los Adolescents. Me gusta la variedad del disco. Tiene un cuerpo definido, pero la primera parte es más enérgica y la segunda más melódica, y hay unas gotitas de hard rock/heavy, y una instrumental que yo compuse pensando en los Jesus Lizard y ha acabado siendo sabe Dios qué… Dejamos fuera otro tema absolutamente hardcore, más bruto, porque no terminaba de entrar bien en la dinámica; quizá lo editemos en algún single. Y también otro más oscuro y más lento que cantaba yo. El resto de la banda opinó que no era lo bastante bueno y que además era un plagio de Billy Childish. Lo segundo era cierto. Así que ahora no canto nada y me dedico sólo a beber whisky y mirar a las mujeres de más de cuarenta años.
Me llama la atención que las canciones no están acreditadas.
Pensamos que si había que acreditar letras habría que acreditar también músicas, y a veces estaba claro y a veces no, porque hay cosas en las que hemos trabajado todos. Como en realidad nos llevamos de puta madre, pues ahí van, son canciones de 5 Cobras. En cuanto a la composición, son los guitarristas quienes traen la mayor parte de las ideas. A veces están más o menos cerradas, pero siempre hay alguna aportación posterior. Yo intento cambiar su punto de vista de cuando en cuando y ellos (y Samu, el batería) se empeñan en que más rápido y más duro siempre es mejor. Es como un matrimonio joven con tres maridos en lugar de uno.
Observo en las letras una visión triste de lo cotidiano, un gran desencanto. Todo plasmado con mucha agresividad. ¿Son malos tiempos?
Las letras las hacemos Castro y yo. Las mías son más enrevesadas y algo más narrativas. Y mucho más negras, desde luego. Son fáciles de distinguir. Las suyas son más frescas y más surrealistas, con canguros disparando contra la policía y cosas así, y bastantes observaciones sobre la vida común que me parecen interesantes. Yo hablo sobre la vida que vivimos, también, pero más en su aspecto oculto. Son dos visiones complementarias. No son malos tiempos. No peores que otros, pero es que son los nuestros. No hay tiempos, por buenos que parezcan, en los que no sea necesaria una postura radical. Radical pero articulada. Creo que socialmente vivimos una de las temporadas más conservadoras de la historia, lo que pasa es que es un conservadurismo bien disfrazado de modernidad. Una trampa bien diseñada. Lo digo en “Rats in stereo”: “Se mean en tu cráneo y dicen que llueve / Échale la culpa al calentamiento global”. Por otro lado, toda esa desintegración moral encubierta es un espectáculo digno de ser observado. Y una mina de oro para un escritor.
¿Es el disco, por tanto, un simple conductor, una forma de exteriorizarlo todo?
Parte de lo más interesante de cualquier obra es que hay una parte oscura que el artista no controla y que el resultado arroja luz sobre muchas cosas que el creador no esperaba. La creación es un espejo de ti mismo que a menudo refleja cosas extrañas. Un disco no se plantea como algo concreto. Coges tus temas y los grabas. Poco a poco te vas dando cuenta de que tienen cierto tipo de coherencia de intención y de temática, porque al cabo son tuyos. Creo que «Brave New Hole» es un retrato interesante y no intencionado de nuestras obsesiones y nuestra negativa a ser tan borregos como en general se nos exige. Y creo sinceramente que es un disco con recorrido y profundidad, pese a que fue grabado en condiciones espartanas.
Eres aficionado a la poesía pero frases como “Por cada muerto yo les daré tres”, te acercan más a Henry Rollins que a Rimbaud…
Soy el mejor poeta de mi generación, pero no por esa frase, precisamente... Entrevisté a Henry Rollins, una vez. Me pareció el mismo tipo de maníaco inteligente, pero idiotizado por su falta de perspectiva, que es Jello Biafra. Luchar contra la mecánica imperial implica el riesgo de convertirte en uno de sus clones, probablemente por la misma disciplina que implica. Y conste que ambos me gustan musicalmente. Los Kennedys me cambiaron la vida, joder… Me quedo con Rimbaud, de todas formas. Y con el Baudelaire que decía aquello de “El trono y el Altar / máxima revolucionaria”. Mis poetas favoritos son T.S. Elliot, Emily Dickinson y Quevedo. No sé si eso se puede notar en un tema de rock&roll de alta energía, pero supongo que de algún modo sí. Mi escritor de canciones favorito, ahora mismo, es Gareth Liddiard, de The Drones, que es un contador de historias muy complejo pero fascinante. Alta literatura. Siempre ha habido grandes letristas en el rock&roll más macarra, lo que pasa es a una gran parte de público le importan tres cojones las letras. Quieren estribillos fáciles de corear y basta. “Bad Medicine” va sobre una relación jodida, ya sabes. Es un proceso de desenganche de algo que amas tanto que no quieres separarte de ello aunque sepas que te está envenenando… Algo que seguirás echando de menos una vez superada la fase de terapia, probablemente para siempre. “Respect” es un poco lo opuesto; un reconocimiento de que el respeto mutuo es necesario para que cualquier cosa salga bien. Son las dos caras de la misma moneda. “Rats in Stereo” es una canción punk política que intenta no caer en la consigna tópica. Odio las consignas facilonas, creo que acaban con el punk, en realidad. Ser demasiado obvio permite que te encasillen y marginen con extrema facilidad.
El tema «King Conan Blues» arrastra una curiosa historia. ¿Nos la cuentas?
Estaba en Murcia trabajando como desratizador y viviendo en una casa de protección oficial que me alquilaba bajo cuerda un picoleto. Una época gloriosa pero más bien poco épica. Siempre hacía cuarenta grados a la sombra. Conocí el mejor bar de rock&roll de la historia, el Bessie Blues Bar, que ya no existe, y me pasaba la vida allí, bebiendo y hablando con la peña. Leí en algún periódico que John Millius estaba planeando una tercera parte de Conan con Schwarzenegger que luego nunca se llegó a hacer. “Rey Conan”, que hablaba de cuando nuestro bárbaro favorito era ya un monarca anciano. Y me salió del tirón. Es Conan, ya viejo, mirando atrás, a la futilidad de la vida, y adelante, sin miedo, a la muerte inevitable a la que no teme. Si le quitas el rollo Manowar, cualquiera podría hacer esa reflexión. Una amiga la leyó y me dijo: “Tienes que hacerla”. He tardado seis años, pero ahí está. Tiene una coda de guitarra y chelo que es el colmo de la épica heavy crepuscular… y creo que está bien construida, un poco más compleja que el resto.
¿Y lo de una canción en japonés? ¿Qué dice la letra?
Dice: “5 Cobras sobrevuelan el cielo de Japón / 5 Cobras contra Godzilla, go, go, go, go!!!”. Nuestro guitarra y vocalista, Castro Erectus, el Señor de las Bestias, suele comunicarse con sus súbditos en el idioma del país del Sol Naciente cuando se ha pasado con las birras…
¿Planes de futuro? ¿Tenéis pensado salir fuera de Madrid, daros a conocer más allá?
Si hay un más allá, estamos decididos a explorarlo. Por el momento, en marzo tenemos alguna fecha en Galicia, que eso es bastante “más allá”. Sitio distinto. Y en junio esperamos estar repartiendo estopa en el País Vasco. Levante está en nuestros planes, porque tenemos allí colegas como los Harry Sons y los Camión. A mí también me gustaría tocar en algún momento con bandas que me parecen la hostia, como los Mostros o los Rippers. Y nos gustaría ir a Cataluña, porque apenas hemos tocado allí con ninguna de nuestras bandas anteriores. A ver si alguien se anima y nos lleva. Creo que el disco merece que lo presentemos en todos los antros de rock&roll posibles. Estamos abiertos a sugerencias. A la gente que ha escuchado el disco le está gustando y esperamos que nos hagan alguna reseña que ayude a que nos vayan conociendo. Por cierto, si alguien quiere el artefacto que se pase por nuestro myspace donde indicamos cómo pedirlo (www.myspace.com/5cobras).
La música no os da para vivir, es más, como os lo planteáis hasta debe costaros dinero. ¿Merece la pena el intento? ¿Qué es lo que más os satisface del proyecto 5 Cobras?
Felix "The Weatherman" Sánchez dispensa píldoras ilegales para ancianos impotentes, el Señor de las Bestias está ocupado con sus tareas regias, nuestro batería vende objetos caros a gente que no conoce y yo estoy escribiendo la gran novela americana. La música cuesta dinero, sí. Estamos intentando perder lo menos posible y deploramos esa costumbre de las salas de conciertos de racanear las copas. Y más aún la de cobrarte doscientos pavos por el alquiler. Vale la pena porque la expresión está por encima de todo ese rollo gris y mezquino. Sin los bardos la sociedad desaparecería. A mí lo que más me satisface musicalmente es que no me dejen sacar a la luz mis plagios de Billy Childish porque así me voy haciendo un disco en solitario, pasito a pasito. Se llamará «Bangkok Shocks, Saigon Shakes, Childish Sucks».
Coincidimos en el concierto de Dinosaur Jr. y seguro que también nos veremos en los Stooges. ¿Qué te parecieron los primeros y qué esperas de los segundos?
Los primeros me parecieron cojonudos, aunque entiendo que es un grupo difícil. Que estén vivos creativamente me parece un logro y «Farm» es de los mejores discos del año 2009 de largo. Los Stooges están muertos. Sé que aún muertos y momificados pueden dar un concierto decente, desde luego, pero no me interesan demasiado. Los vi hace unos años y me parecieron divertidos, sin más. Y eso es una pena, siendo una banda que fue un ejemplo de peligro y riesgo creativo. «Funhouse» es mi favorito personal, un disco inmenso, pero a estas alturas, es triste que un tipo con tanto talento como Mike Watt esté ahí de puto mercenario, perdiendo el tiempo.
¿Quién es la quinta cobra?
La madre de alguien, fijo.
Autor: Manuel Beteta